Nuestra propuesta de
Sistema Electoral Electrónico - Funcionamiento (I)
Contra los vicios señalados en el post anterior, hemos concebido un Sistema Electoral
Electrónico basado en dos pilares, que constituyen innovaciones respecto a los
sistemas electorales hoy vigentes:
• un Sistema de Puntos Democráticos y
• una Escala de Valores Constitucional.
Así, por ejemplo, una sociedad podría establecer en lo alto
de su escala el derecho humano a la vida; un poco más abajo la libertad de
expresión y más abajo aún la eficiencia económica, entre otros valores
deseables. Se trata de valores no necesariamente excluyentes, pero sí necesariamente
ordenados, para evaluar de forma eficiente el beneficio social de las
políticas públicas.
La formulación conceptual de estos valores y el orden en que
se ubiquen en la escala podrán ser modificados a través de un proceso
constituyente continuo (no retroactivo), en el que participarán los ciudadanos
a través del sufragio universal, mediante la distribución voluntaria de sus puntos democráticos.
En esencia, los ‘puntos
democráticos’ son votos de confianza concedidos por el conjunto de la
sociedad a cada uno de sus ciudadanos, de modo que los ciudadanos pueden
disponer de estos puntos y distribuirlos según su mejor entender, para apoyar o
vetar determinadas propuestas de interés público.
El mecanismo de
acción
Entre estos dos pilares se ubica el engranaje central de
este sistema, con el que pretendemos romper con los vicios del pasado: Las
leyes, obras, actividades de control y auditoría aprobadas por los ciudadanos
serán evaluadas por la sociedad según los indicadores de medición
contemplados en cada propuesta y los resultados observados, atribuibles
directamente a su aprobación.
Así, quienes hayan destinado sus puntos democráticos al
apoyo de soluciones beneficiosas, recibirán una mayor cantidad de puntos de
parte del conjunto de la sociedad. El voto por una propuesta sería comparable
entonces con una inversión en una empresa con fines sociales.
Por el contrario, la sociedad le retirará la confianza a
quienes hayan destinado un número de puntos democráticos a contrariar
soluciones finalmente efectivas, o a apoyar propuestas que resultaron
contrarias a la Escala
de Valores Constitucional. Por ejemplo, mejorando la eficiencia económica de un
proceso, pero afectando el derecho a la vida.
Así, los electores desatinados perderán el derecho a usar
nuevamente los puntos democráticos que la sociedad originalmente les cedió en
un acto de confianza, para que participen en la formulación de las políticas
públicas. En cambio, aquellos que más beneficien a la sociedad con las
decisiones que apoyen, podrán ejercer mayor influencia sobre decisiones
futuras.
Se formaría entonces una nueva clase de Ciudadanos con Mayor Derecho al Voto, una nueva clase de los mejores (los verdaderos Aristos Kratos, Aristocrátas de la antigua Grecia, el gobierno de los mejores) tomando decisiones, habría que profundizar donde podría sobrevivir el vicio de la corrupción en ellos.
ResponderEliminarEn efecto, se trataría de una nueva clase de 'los mejores'. A diferencia de las clases que hemos conocido en nuestra historia, esta no alcanzaría mayor poder por haber acumulado más (favores, bienes, lo que fuera...), sino por haber contribuido mejor. ¿Puede seguir habiendo espacio para la corrupción? Creemos que mientras el ser humano dude, y sienta temor, habrá espacio para la corrupción. Y no estamos sinceramente planteando el fin de las dudas o del temor. Solo estamos abriendo una puerta hacia una sociedad mejor, hasta donde nuestra inteligencia nos permite vislumbrarla, para enfrentar los vicios que pueden emanar de las dudas y el temor, y de visiones egoístas de la vida. Estamos planteando una sociedad funcional, que no premie el egoísmo, sino la acción por el bien de todos. Una sociedad en la que los individuos puedan reconocer exitosos (para la vida, para la felicidad y la libertad), aquellos valores que se presentan como conducentes al entusiasmo, la felicidad y la libertad de los individuos.
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